PAREZCAMOS MILES

Como jóvenes debemos darnos cuenta que somos vitales para el crecimiento de nuestra iglesia, somos la generación que en algunos años tomará las posiciones actuales ocupadas por adultos, heredaremos la tierra y la iglesia también. Si nosotros no continuamos en este camino y no comenzamos a construir algo, el mensaje de Dios comenzará a escasear, aunque sabemos que esto nunca va a morir, ni siquiera cuando Dios venga por su pueblo, si debemos entender que al callar estaremos limitando lo que Jesús mandó hace 2000 mil años que es ir y haced discípulos a las naciones.


           Dar el mensaje de Dios a otras personas de nuestra edad es complicado, sí, no lo vamos a negar, pero no es sin duda alguna algo imposible. Durante el campamento comentaba en el último tema, lo difícil que es para la iglesia conquistar a la nueva generación, debido a que en muchos casos la gente cree que estamos atrasados, y no es mentira que en muchas iglesias incluso en esta misma ciudad es verdad, han quedado en el pasado, como congelados en el tiempo. Sin embargo eso no es así con esta iglesia, y es algo muy notable, somos una iglesia que podría llamarse en vías de desarrollo, nos encontramos en un lugar muy bueno, y tenemos todo para brillar, ahora, no somos muchísimas personas, aún, pero se supone que lo que deseamos como iglesia es eso alcanzar muchos más, y aunque en ocasiones nos decepcionemos porque vemos que no vemos lo que quisiéramos, debemos darnos cuenta de dos cosas claves: la primera quizá estamos haciendo algo mal o no estamos haciendo las cosas de cien, y la segunda, es que para asombrar al mundo, no necesitamos ser muchos, porque aún en nuestra cantidad, en esta pequeña ciudad, podemos hacer que parezcamos miles.

        En la Biblia, en el libro de Jueces, encontramos que el pueblo de Israel se encontraba bajo el yugo de los madianitas, un pueblo que constantemente los saqueaba, cuando Dios escuchó el clamor del pueblo que nuevamente pedía su ayuda, no dudó en hacerlo, para ello, requirió la ayuda de Gedeón. En este personaje encontramos algo clave para todos nosotros, y es que él, no se sentía capaz de obedecer al llamado que Dios había puesto para él por una razón, porque era muy joven.

Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jueces 6:15 (RVR 60)
 En ocasiones no nos sentimos con la capacidad o creemos que simplemente no vamos a lograr mucho, por nuestra edad o por cómo nos vemos a nosotros mismos, pero todo esto no está más que en nuestra mente, porque Dios, a todos nosotros de la misma forma que a Gedeón, nos da la capacidad para hacer mucho, mucho más.

     Ahora bien, a lo largo de la historia, o mejor dicho, en la historia Gedeón finalmente se propone hacer lo que Dios le ha mandado, a pesar de que tenía temor, es entonces cuando reúne al pueblo para la batalla, pero eran demasiados, eran muchísimas personas, y Dios no quería ganar la batalla de esa forma.
Dios le dijo a Gedeón:
«Hay demasiados soldados en tu ejército, y van a pensar que la victoria sobre los madianitas será de ellos y no mía. Por eso, reúnelos y diles que cualquiera que tenga miedo regrese a su casa». Jueces 7:2 (TLA)
     De la misma forma, podemos esforzarnos y finalmente tener la victoria y cuando la tengamos, cuando nos demos cuenta que el trabajo que hacemos alcanza a otras personas, sabremos que es gracias a Dios, y la gente pensará ¡oh vaya deben ser miles!

Los israelitas se quedaron quietos en sus puestos, rodeando el campamento enemigo. Al oír los gritos, todos los del ejército madianita salieron corriendo. Jueces 7:21 (TLA)

     Los madianitas pensaron que el ejército de Israel eran demasiados, y asustados salieron huyendo, pero en realidad no eran muchos, de la misma forma cuando la gente escuché de nosotros todo lo que los tiene atados huirá y pensarán que somos miles, pero no es así, cuando conquistemos está ciudad la gente se conmocionará y no habrá nada que nos impida ir a las lejanías y a los corazones más fuertes y endurecidos, por que quién los da el poder es Dios de los ejércitos.

    Para obtener este resultado debemos pensar en 3 cosas claves que ocurrieron para que se llevara a cabo:

1.- HAGAMOS LO MISMO.

 Después les dijo: «Al acercarnos al campamento madianita, fíjense en mí y hagan lo que me vean hacer. Jueces 7:17 (TLA)





       Estamos en la serie como un solo hombre, y debemos darnos cuenta de que, es momento de conectarnos, es momento de comenzar a tomar puestos en esta guerra contra el mundo, y comenzar a dar algo de nosotros, porque necesitamos de todos para el crecimiento de la iglesia. Ser como un solo hombre es dejar a un lado nuestras diferencias y comenzar a trabajar con la misma perspectiva, todos aquí.

    La iglesia Cristiana debería dejar de verse en el mundo como una problemática donde siempre se dan los casos más controversiales, podemos darle un giro en donde dejemos a un lado la religiosidad y nos transformemos en las personas intachables y correctas que Jesús siempre quiso que fuéramos. En estos días he querido darle un giro a mi vida en todas las áreas, desde comenzar a ser más seguro y poder ser amable con todos, dejar de quejarme de los problemas cotidianos y con mi familia, aunque casi no lo demuestro me interesa llevar también una vida saludable.

    Como Cristianos, debemos ir a todas partes y dar el ejemplo, porque la gente comúnmente piensa cosas malas de los cristianos porque ve las acciones que tienen, pero podemos cambiar eso, comencemos TODOS a comportarnos de forma correcta y que cuando la gente nos mire diga los cristianos de esa iglesia, los jóvenes de esa iglesia, son de lo mejor. Está en nuestras manos, el poder y la capacidad de transformar el pensamiento de este mundo.

       Para abrir las puertas y vencer a esos espíritus que mantienen aprisionadas a las personas debemos tener forma de llave, y para tener esta forma de llave necesitamos moldearnos. Comencemos a hacer lo mismo. Unámonos como personas, unámonos como amigos, como hermanos en Cristo, demos lo que sabemos dar y mezclémoslo con la persona que se encuentra nuestro lado, y alcancemos a alguien más porque allá afuera hay demasiados perdidos. 

   Creemos equipos, que juntos, con un mismo propósito que es alcanzar a las almas, podamos darle un giro a la ciudad, y a nuestra propia vida ¿Queremos un cambio? ¿Queremos transformar nuestra propia vida? ¡Pues volvámonos todos un solo hombre! Y que la gente afuera vea nuestras buenas acciones y sea un contagio colectivo, que nos haga parecer miles.
      
2.- HABLEMOS LO MISMO.

Cuando mi grupo y yo toquemos la trompeta, ustedes también hagan sonar las suyas y griten: “¡Por Dios y por Gedeón!”» Jueces 7:18 (TLA)

     Hay una gran diferencia entre hacer lo mismo, y hablar lo mismo. Las palabras tienen un gran poder, un grupo de palabras en una secuencia correcta con el nivel de voz apropiado y demás, puede cambiar la vida de una persona. Pero si pensamos en qué piensa la gente cuando piensa en nosotros, lo que ellos respondan, tendrá muchísima relación con lo que hablamos. Porque una cosa es hacer buenas acciones, y otra es hablar sobre cosas correctas.

     ¿Qué es lo que le estamos ofreciendo a las demás personas? ¿Qué le dicen nuestras palabras a la gente cada mañana? La biblia dice que la lengua tiene un gran poder, de maldecir y de bendecir, ¿Por qué hablar lo mismo nos llevará al éxito y a parecer como su fuéramos miles?

        Porque la forma en la que nos comunicamos con Dios, es por medio de las palabras, el martes escuchaba una pequeña reflexión de oración en la casa de un hermano, y me gustó mucho porque en cómo le pido a Dios por los demás, y como le pido en general. Una cosa es que hablemos frente a la gente de una forma correcta y positiva todos, otra es que todos le pidamos a Dios de la misma forma, porque eso más que nada cambia todo.

      ¿Cómo le estamos pidiendo a Dios? ¿Le estamos pidiendo algo?

En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría. 
Filipenses 1:4

      Si desde hoy, comenzamos a pedirle a Dios, señor permítenos alcanzar el mundo, permítenos conquistar esta ciudad para ti, permítenos ver tu gloria si cada uno de nosotros lo hace, si todos nosotros se lo pedimos si todos hablamos lo mismo con él ¿Cuánto crees que va a tardar el milagro? ¿Cuánto crees que va a tardar Dios? Pero es momento de dejar de pedir diferente, y comenzar a pedir como iglesia, algo nuevo, un cambio, más gloria, más presencia de Dios un avivamiento de verdad. Necesitamos pedirle a Dios que nos moldee, que nos cambie la forma vieja que tenemos y que nos renueve para poder comenzar de cero.

      Podemos transformar esta ciudad con el poder de las palabras ¿Cuándo vamos a comenzar a hacerlo? Es momento de unir nuestras voces y gritar “Por Dios y por esta ciudad”

3.- TODOS EN NUESTROS PUESTOS.

Los israelitas se quedaron quietos en sus puestos, rodeando el campamento enemigo. Al oír los gritos, todos los del ejército madianita salieron corriendo. Jueces 7:21 (TLA)

        Los Israelitas permanecieron quietos, escucharon las indicaciones y rodearon el campamento, pero ¿Qué hubiera ocurrido si no se hubieran colocado en sus posiciones, si alguien hubiera decidido dejar su lugar vacío? ¿O muchos más lo hubieran hecho? Sencillamente nada de lo que intentaron hubiera funcionado, y todo hubiera terminado muy mal.

       Sin embargo, la biblia dice que permanecieron quietos, en sus puestos, y rodearon al enemigo, es momento de que rodeemos al enemigo, es momento que nos preparemos, de que comencemos a dar lo mejor de nosotros, para hacer que esta iglesia pueda brillar, pero necesitamos permanecer en los lugares que nos pertenecen. El lugar de cada uno no se encuentra en una silla, se encuentra más allá de eso.

       Pidamos la dirección a Dios para que él nos indique en donde se encuentra nuestro lugar, ¿Dónde debemos estar? Luchar contra el mundo es difícil, pero más difícil es hacerlo sin fuerza, pero cuando encontramos nuestro lugar, la fuerza de Dios nos va a acompañar a todas partes.

    Requerimos de jóvenes esforzados que no le teman a perder, sino que estén dispuestos a ir más allá de sus debilidades, y luchar contra el mundo, necesitamos entregar nuestra vida, cada segundo de nuestro tiempo a Dios, pero ¿En dónde lo haremos? Si no estamos seguros de a donde pertenecemos. Por ello debemos estar en nuestros puestos.
Dichoso el siervo cuyo señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber. Lucas 12:43 (NVI)

   Dichosos seremos nosotros, si el señor viniere, y nos encontrase trabajando en su obra. Dichosos seremos nosotros si el señor viene y nos encuentra en nuestros puestos. Si nos encuentra visitando, u orando o predicando. Para impactar a la ciudad es necesario que comencemos a trabajar. Para impactar a nuestras familias es necesario que empecemos a esforzarnos. Para impactar vidas es necesario permanecer en nuestros puestos.



     Finalmente debemos recordar que para parecer miles delante esta ciudad, necesitamos hacer lo mismo, necesitamos conectarnos unos con otros, necesitamos dar testimonio por medio de nuestras acciones que Jesús vive en nosotros. Debemos además hablar lo mismo, expresarnos de forma positiva, al mal tiempo siempre ponerle una buena cara, orar a Dios alegres y gozosos, no de forma grosera y nunca en contra de los demás, sino con amor, rogando todos en un mismo corazón por una transformación en nuestra ciudad. Y finalmente todos en nuestros puestos, por si alguno de nosotros llegara a faltar el impacto va a ser fuerte porque Dios no se va a ver limitado, pero podemos impedir o retrasar lo que Dios quiere.





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